La Habana, Cuba – El Gobierno de Cuba anticipó una contracción en su Producto Interno Bruto (PIB) para 2024, atribuyéndola a una combinación devastadora de desastres naturales recientes –dos huracanes y dos sismos en las últimas semanas– y una prolongada crisis energética. Así lo informó el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso Vázquez, durante una conferencia de prensa celebrada este jueves en La Habana.
“El desarrollo económico de un país depende en gran medida de la energía, y hemos tenido afectaciones eléctricas durante todo el año, además de un suministro irregular de combustibles como gasolina y diésel. La economía para dinamizarse necesita de energía, y eso no lo hemos tenido”, lamentó el ministro, quien confirmó que el crecimiento proyectado del 2 % para este año no se cumplirá.
De cumplirse esta previsión, sería la segunda contracción consecutiva del PIB cubano, tras la caída del 1,9 % en 2023. El PIB de la isla, además, sigue por debajo de los niveles prepandemia de 2019, debido a la confluencia de factores como la crisis sanitaria global, el endurecimiento de sanciones estadounidenses bajo la administración Trump (2017-2021) y errores en la política económica nacional.
Impacto de los desastres naturales
Los huracanes Óscar y Rafael, junto con los sismos en el oriente del país, agravaron la ya crítica situación económica. Según cifras oficiales, los desastres dejaron 34.000 viviendas dañadas –algunas con derrumbes totales–, 200 kilómetros de líneas de alto voltaje afectados, 115 instalaciones del sector salud dañadas, y casi 40.000 hectáreas de producción agrícola devastadas.
Solo en el sector agropecuario, las pérdidas se estiman en 16 millones de dólares. Aunque estas cifras podrían parecer menores en el contexto macroeconómico, su impacto se siente profundamente en una población que enfrenta desabastecimiento crónico de productos básicos.
Además, la recuperación de infraestructura avanza a paso lento. Ejemplo de ello es la provincia de Pinar del Río, donde, más de un año después del ciclón Ian, solo el 59 % de las viviendas dañadas han sido rehabilitadas, según reportes estatales.
Austeridad en tiempos críticos
El Gobierno había apostado este año por un riguroso plan de ajuste económico, que incluyó un aumento de más del 400 % en los precios de los combustibles y drásticos recortes en el gasto público. Sin embargo, la crisis energética –con cortes eléctricos frecuentes y escasez de combustibles– y los costos asociados a la reconstrucción tras los desastres naturales dificultan la aplicación de estas medidas.
El ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Oscar Pérez-Oliva Fraga, destacó que la falta de divisas para importar insumos básicos, sumada a los desafíos logísticos derivados de los desastres naturales, coloca al país en una situación que comparó con la de una “economía de guerra”.
El turismo, lejos de la recuperación
El turismo, una de las principales fuentes de ingresos de Cuba, tampoco muestra signos de recuperación sostenida tras la pandemia. Durante los primeros nueve meses del año, la isla recibió poco más de 1,7 millones de visitantes internacionales, un 5,2 % menos que en el mismo periodo de 2023, lo que aleja la posibilidad de alcanzar la meta de 2,7 millones de turistas en 2024.
En comparación, en 2018 y 2019, antes de la pandemia, el país atrajo a 4,6 y 4,2 millones de viajeros, respectivamente.
Incertidumbre política y económica
El panorama económico cubano se complica aún más con la incertidumbre política internacional, especialmente tras la victoria del republicano Donald Trump en las elecciones estadounidenses y la designación del senador cubanoamericano Marco Rubio como secretario de Estado, ambos conocidos por su postura firme a favor del endurecimiento de sanciones contra La Habana.
En este contexto, Cuba enfrenta uno de los escenarios más desafiantes de los últimos años, con pocas alternativas para sortear una crisis que combina factores internos y externos, y que amenaza con prolongarse en el tiempo.