El pensamiento esperanzador de que el totalitarismo ideológico había llegado al final del camino, si no al “fin de la historia”, fue espectacularmente erróneo. La izquierda ideológica no tuvo una “crisis de identidad”; simplemente cambió su identidad (e invitó a todos a cambiar sus “identidades” junto con ellos), resurgiendo en formas proteicas que han irrumpido…...