¿Dónde vive Marrero?: Cubanos reaccionan a propuesta de “autonomía municipal” en producción de alimentos

Las recientes declaraciones del primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, sobre la necesidad de que cada municipio alcance su propia «soberanía alimentaria», han generado una ola de críticas en las redes sociales.

Muchos ciudadanos perciben esta propuesta como un intento del gobierno central de desentenderse de la responsabilidad por la profunda crisis alimentaria que atraviesa el país, trasladando la carga a las autoridades locales.

Durante una visita gubernamental a la provincia de Mayabeque, Marrero enfatizó que «los alimentos más seguros que tendremos serán los que seamos capaces de producir«. Según Granma, el primer ministro instó a que cada municipio desarrolle su propia estrategia agrícola para lograr la «anhelada autonomía municipal».

Sin embargo, estas declaraciones han sido recibidas con escepticismo y descontento por parte de la población. En plataformas digitales, numerosos cubanos han expresado su desconfianza hacia las políticas gubernamentales relacionadas con la producción de alimentos.

Un usuario de redes sociales ironizó: «¿En qué municipio vive Marrero?», sugiriendo que el primer ministro podría estar desconectado de la realidad que enfrentan los ciudadanos de a pie, al tiempo que lanzaba una velada indirecta al aspecto relleno y rozagante del bien alimentado dirigente del régimen cubano.

Fracasos previos en la “soberanía alimentaria”

Esta no es la primera vez que las autoridades cubanas intentan delegar la responsabilidad de la crisis alimentaria. Desde hace años, el régimen ha promovido la idea de alcanzar la «soberanía alimentaria», pero los resultados han sido cada vez más desalentadores.

En 2020, el gobierno comenzó a insistir en este concepto con la promesa de reducir la dependencia de importaciones y garantizar el abastecimiento de alimentos básicos.

Dos años más tarde, en julio de 2022, se aprobó la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional, cuyo objetivo era garantizar el derecho de la población a una alimentación suficiente y saludable. Sin embargo, la aplicación de la ley ha sido ineficaz, y los cubanos han experimentado la peor escasez de alimentos en décadas.

El propio Marrero había asegurado en noviembre de 2022 que «Cuba avanza en el plan de soberanía alimentaria«, aunque los datos de producción y el desabastecimiento de los mercados decían lo contrario.

En julio de 2023, Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, expresó su frustración ante la falta de avances: «Yo no he oído hablar todavía de los resultados. ¿Dónde están los resultados de todo eso?«.

El reconocimiento del fracaso y la búsqueda de culpables

Pese a la retórica oficial, en diciembre de 2024 el Partido Comunista de Cuba reconoció oficialmente el fracaso en la producción de alimentos, admitiendo que «los resultados que logramos hoy no satisfacen las necesidades de la población».

Ahora, en lugar de asumir su responsabilidad, el régimen parece buscar nuevas estrategias para trasladar la culpa del desastre económico y agrícola.

La propuesta de Marrero de que cada municipio se encargue de su propia producción de alimentos encaja en este patrón: el gobierno central busca lavarse las manos, responsabilizando a las administraciones locales y a los propios productores agrícolas.

Los ciudadanos, sin embargo, no han tardado en señalar las contradicciones de este discurso. «¿Cómo se logra autonomía si el Estado sigue controlando la comercialización y los precios?», cuestionó un internauta.

La realidad: Más escasez y precios disparados

Mientras el gobierno promueve el discurso de la «autonomía municipal», la realidad del país muestra un panorama desolador.

A finales de 2022, un cubano se preguntaba en redes sociales «¿de qué soberanía alimentaria estamos hablando?» cuando las autoridades decidían poner huesos a la venta a la población en lugar de carne.

«¿Cómo se puede ir a otro país a dar una conferencia sobre seguridad alimentaria y nutrición, mientras a tu gente les das sobras?», cuestionó el periodista y profesor cubano.

En enero de 2025, cubanos denunciaron el alarmante grosor de la libreta de abastecimiento, reflejo del progresivo desabastecimiento de productos básicos. Paralelamente, las cifras oficiales indican que la producción nacional de alimentos sigue en caída libre.

En este contexto, la estrategia del régimen de cargar la responsabilidad a los municipios y productores locales parece un intento de desviar la atención del fracaso de su modelo económico y agrícola.

La crisis alimentaria sigue agudizándose y, lejos de encontrar soluciones estructurales, el gobierno apuesta por nuevas consignas para intentar mantener la narrativa oficial.

Manuel Marrero: Entre la retórica y la realidad

Instalados en una Cuba ficticia y crédulos de su propia retórica propagandista, los dirigentes cubanos no acaban de aterrizar en una espantosa realidad en la que aumenta el número de ciudadanos en riesgo de inseguridad alimentaria.

En diciembre de 2023, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, regresó de una gira por Medio Oriente exhibiendo “resultados positivos”, entre los que destacó especialmente la sensibilidad mostrada hacia las inversiones en soberanía alimentaria para Cuba.

Hubo mucha sensibilidad en apoyar inversiones en soberanía alimentaria para Cuba”, dijo Díaz-Canel desde su oasis imaginario, regalando a sus súbditos la esperanza de petrodólares árabes para producir alimentos en la isla.

Meses antes, el jefe del ejecutivo de Díaz-Canel lanzaba una pregunta demoledora durante una reunión donde se analizaban los resultados del sector agropecuario en 2022.

«¿Dónde está la comida en el plato?» cuestionó Marrero Cruz tras reconocer que 63 medidas y una Ley de Soberanía Alimentaria no habían resuelto la escasez en la isla. «Y es muchas medidas, muchas leyes y todo pero ¿dónde está la comida en el plato?», insistió el dirigente.

Transcurridos casi dos años de aquella pregunta, la escasez de alimentos sigue siendo uno de los principales problemas que sufren los cubanos, mientras el régimen, lejos de reconocer su incapacidad, insiste en trasladar la responsabilidad de ello a los municipios.

El discurso de Marrero Cruz sobre la «autonomía municipal» ha sido recibido con burlas y críticas porque no responde a la realidad que viven los cubanos. Para muchos, la pregunta que resuena con ironía sigue siendo: «¿En qué municipio vive Marrero?».

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