Una imagen insólita de La Habana causó revuelo en redes sociales: en medio de la oscuridad, solo el Capitolio y el Hotel Torre K23 permanecen iluminados, mientras el resto de la ciudad parece sumida en un apagón.
Las fotografías, compartidas en Facebook por CubaNet Noticias, desataron una ola de indignación y comentarios en los que los cubanos denunciaron la desigualdad en el suministro eléctrico y las penurias diarias que enfrentan.
CiberCuba no pudo confirmar la duración exacta ni el alcance del apagón, pero los comentarios sugieren que sí hubo cortes de electricidad en los bloques correspondientes.
Imágenes recibidas en esta redacción confirman que sobre las 19 horas los edificios aledaños a la Torre K23 estaban sin suministro eléctrico.
En los comentarios a la publicación de CubaNet, muchos aseguraron que La Habana no suele sufrir cortes eléctricos de larga duración, a diferencia de otras provincias donde los apagones pueden extenderse por más de un día.
Las reacciones de los ciudadanos reflejaron una mezcla de frustración, resignación y escepticismo. “Este es el descaro más grande de este país, mucha luz para los turistas y el pueblo ahogado en miseria y oscuridad”, escribió una usuaria, mientras otra lamentó: “Por Dios, increíble que se apague hasta la capital”.
En la misma línea, una internauta advirtió sobre los peligros de estos apagones en una ciudad con escasa iluminación pública: “Imagínate, los accidentes de tráfico se multiplican. No funcionan los semáforos ni se ven las señales, que ya de por sí eran inexistentes. ¡Ese país está maldecido!”.
Otros comentarios reflejaron el resentimiento de los habitantes de provincias, quienes denuncian que la capital ha sido históricamente privilegiada en el suministro eléctrico.
“Ya era hora de que La Habana cogiera sus cuotas de apagón. Lamentablemente, para toda Cuba, pero las provincias como Cienfuegos vivimos en esa agonía desde hace rato, con apagones de 20 y hasta 30 horas”, indicó una usuaria que recibió muchas respuestas a su comentario.
Algunos internautas respaldaron su opinión, mientras que otros criticaron su postura. “Si te sientes aliviada porque a otros les quiten la corriente, estás muy mal. Eso no va a mejorar tu vida”, respondió una usuaria.
En la misma línea, otro expresó: “Qué pereza me dan estos mononeuronales que se alegran de que en otro lugar quiten la luz, como si fuera culpa de la gente de La Habana que ustedes no tengan electricidad”.
También hubo quienes rechazaron la imagen, sugiriendo que podría tratarse de una manipulación o de una exageración. “Lamento decirles que la foto es un montaje. A esa hora no había ningún apagón. Quieren hacer ver lo que no es…”, afirmó un comentarista adscrito a la teoría de la «guerra cognitiva».
Por otro lado, algunos aprovecharon la discusión para denunciar la falta de acción ciudadana ante la crisis energética y social que enfrenta Cuba. “El pueblo sin corriente y ellos gozando”, comentó una cuabana aludiendo al reciente Festival del Habano celebrado en el Capitolio y la también reciente inauguración del Hotel Torre K23.
“Al mismo pueblo le gusta todo ese masoquismo. Si fuera en otro país, verían cómo luchan contra todas esas injusticias del gobierno”, reflexionó un tercero sobre la cuestión.
Otro comparó la situación actual con la época de la esclavitud en Cuba: “En los tiempos de la esclavitud, solo en la casa del dueño había todos los lujos. En los barracones, miseria y hambre. ¿Cuál es la sorpresa? Bastante hace el dueño con dejarlos vivir, se lo merecen”.
Más allá de la autenticidad de la imagen, la situación volvió a encender el debate sobre la crisis energética en Cuba, el colapso del sistema eléctrico y la falta de respuestas por parte del gobierno. Mientras algunos critican la falta de equidad en la distribución del servicio, otros llaman a la acción para exigir cambios profundos en el país.
La crisis energética en Cuba se ha agudizado en los últimos años debido al deterioro de las termoeléctricas, la falta de inversión en infraestructura y la disminución del suministro de combustible. En varias provincias, los apagones de más de 20 horas diarias son una realidad cotidiana, mientras que en la capital, aunque menos frecuentes, se han vuelto cada vez más comunes.
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