La hipocresía de Lula Da Silva quedó al descubierto con su discurso ante la ONU. Se abanderó como héroe de la causa ambientalista. Sin embargo, no fue la espiga en el ojo propio. Bajo su gestión Brasil ha visto los peores incendios de su historia.
“Amazonia atraviesa su mayor sequía en 45 años. Los incendios forestales que se propagan por el país ya han devorado 5 millones de hectáreas (19.300 millas cuadradas) tan sólo en agosto”, dijo Lula ante la ONU.
“Mi gobierno no huye de su responsabilidad ni abdica a su soberanía. Ya hemos hecho mucho, pero sabemos que se necesita hacer mucho más”, agregó.
Sin embargo, aunque el partido de Lula que se llama “de los trabajadores”, ha sufrido una huelga de seis meses en el organismo regulador ambiental Ibama. Lo cual ha obstaculizado la aplicación de la ley.
De manera sutil el portal Independent cuestionó el accionar de Lula en una nota así: “Presidente de Brasil habla sobre el clima ante la ONU, pero incendios en su país afectan su mensaje”.
Brasil rompió un récord de incendios
El diario digital expone que en en la Amazonía brasileña se produjeron 38.000 incendios el mes pasado. Fue la mayor cantidad en el mes de agosto desde 2010, según datos del instituto espacial del país. Y septiembre está próximo a igualarlo. Además del peligro que implica el fuego, el humo también está causando estragos. Ha sofocado a residentes de muchas ciudades, entre ellas, la metrópolis de Sao Paulo; a pesar de estar situada a miles de kilómetros de distancia del foco de los incendios.
Pese a la devastación de la selva amazónica, Lula no ha sido señalado por la comunidad internacional. El líder de izquierda no ha sufrido el mismo escarnio que Jair Bolsonaro. Pese a que bajo la gestión del derechista Brasil rompió récords en la disminución de incendios, la comunidad internacional, de la mano de los medios masivos e incluso referentes de Hollywood, lo denominaron “asesino de la naturaleza” y una amenaza para para el mundo.
La demonización de Bolsonaro fue orquestada por Macron
Lo que no dijeron es que la demonización de Bolsonaro servía a una agenda. Así lo afirmó en su momento Alberto Hutschenreuter, doctor (summa cum laude) en relaciones internacionales, profesor en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN) de Argentina. Es a su vez autor de numerosos libros sobre geopolítica, entre ellos Un mundo extraviado, Apreciaciones estratégicas sobre el entorno internacional contemporáneo.
Hutschenreuter señaló directamente al presidente de Francia, Emmanuel Macron. «Macron (me refiero a él porque parece haber asumido el papel de “justiciero medioambiental”) no dice nada sobre los incendios e incidentes (repetidos) en Rusia que afectan el medio ambiente con radioactividad, o sobre la lluvia ácida china que afecta a los países de la región. Ni hablemos de los territorios estadounidenses bajo siniestros. ¿Quién osaría involucrarse contra estos países con poder?», detalla.
«Con Brasil es diferente. Es un país potencialmente potencia, densamente geopolítico, pero aún carece del rango estratégico mayor como para que haya “deferencia estratégica” con él, que es aquello que desmarca a los Estados. Tucídides —historiador y estratega militar de la Antigua Grecia— se mantiene muy vigente en el siglo XXI, sobre todo en relación con su vieja y categórica sentencia: “hay países que hacen lo que pueden y otros que sufren lo que deben”», agregó.
Todo esto sucedió por causa del proteccionismo de Macron. La Unión Europea estaba a punto de pactar un acuerdo de libre comercio con Brasil. Pero, dada la dimensión de Brasil, que es del tamaño de un continente entero, los agricultores franceses iban a quedar en desventaja. En lugar de exaltar un discurso patriota, en defensa de sus compatriotas, Macron optó por demonizar a Bolsonaro, su rival.
Y es que el patriotismo es un discurso adjudicado a la derecha. No sería compatible con Macron. En cambio proclamarse el héroe del planeta era más afín al globalismo al cual adhiere y de paso limitaba las oportunidades de comerciar a Brasil, país hogar de la mayor extensión amazónica.
En su momento la situación fue similar con Bolivia. Mientras se quemaba la Chiquitanía, no había escarnio mundial respecto a Evo Morales. Pues, además de socialista es indigenista y el indigenismo va da la mano del ambientalismo, al menos discursivamente. Entonces Evo era intocable, a pesar de los incendios devastadores en su país. Es más, se demostró que muchos de los incendios eran provocados e incluso funcionales al narcotráfico.
Con Bolsonaro los incendios en Brasil llegaron a su punto más bajo
Lo que tampoco dijeron los medios masivos es que bajo la presidencia de Bolsonaro, los incendios llegaron a su punto más bajo, según los últimos registros. Las estadísticas del Instituto Nacional de Investigación Espacial del Brasil (INPE) así lo demuestran. Bajo su gestión, los incendios llegaron a su punto más bajo en 17 años en septiembre del 2019. Lo contrario al mandato previo de Lula Da Silva. Brasil sufrió la mayor cantidad de incendios bajo la administración de Lula.
Sin embargo, la ONU premió a su ministra de ambiente: Marina Silva. En lugar de increpar a Lula, la ONU le dio un cargo a la ministra. Incluso en 2007, Marina Silva, que era ministra de ambiente en funciones, fue condecorada por la ONU como “campeona de la Tierra”. A pesar de los incendios que llegaron a su punto histórico.
Mamela Fiallo Flor is a language and history teacher, columnist, and speaker. She conveys her love for freedom and passion for truth in every piece she writes.
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Mamela Fiallo Flor